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jueves, 8 de julio de 2010

EL 2X4 SE VISTE DE MUJER

De un tiempo hacia acá, las voces femeninas han ido creciendo en el ámbito del tango. Cada vez hay más mujeres que se animan a alzar su voz para interpretar clásicos de la música rioplatense, y Silvia Toranza es una expresión local de alta gama. Muy aplaudida en su presentación en el marco de la última fiesta tanguera de la ciudad, charló con TiempoSur y rememoró esa y otras actuaciones; también, cómo se fue acercando al 2x4.

Emoción y canto
“La verdad estoy emocionada porque el mote de ‘cantante’ lo siento un poco grande todavía, pero me apasiona”, comienza Toranza, quien contó además que se vio muy conmovida por la respuesta del público a propósito de su presentación en el Festival Provincial de Tango “y por todo lo que encerró esa actuación”.
Y relata una curiosidad: ella llegó por primera vez a “La Casa del Tango” para aprender a bailar tango, no para cantarlo. Entonces, ¿cómo fue el descubrimiento, el tránsito desde la danza hacia el canto? “Estaba practicando (baile) y empecé a tararear un tango, y Mario (Albornoz) me dijo ‘che, ¿no querés probar de cantar en La Noche de los Principiantes?’. Le dije que sí, porque a mí siempre me gustó cantar, no es algo que haya surgido ahora”, dijo.

El comienzo
Silvia cuenta que hace 25 años atrás participó en un evento, el único que ganó en su vida, el Festival de la Cordialidad, y el premio en ese entonces era la grabación de un tema en un long-play. Si bien esa fue su primera incursión netamente artística, manifiesta que el canto siempre lo llevó “en la sangre”. “Si hay alguien de mi infancia, se acordará que yo iba por la calle cantando ‘a todo lo que da’. Yo siempre iba cantando a los gritos, desde lejos se sabía que yo venía”, recuerda.
Pero, por otra parte, dice que uno se va poniendo hitos en su vida y los suyos fueron de la mano de formar una familia, trabajar y le fue quedando esta materia pendiente. Pero que gracias a La Casa del Tango, y a Mario Albornoz, pudo realizar este viejo sueño, que para ella significa una enorme emoción. “La actuación en el Festival me provocó mucha conmoción”, dijo.

Proyección artística
A partir de los 20 años empezó a participar en distintos concursos de canto, más que nada en Pico Truncado, pero en el área de folclore. “Nunca gané nada, porque se nota que mi voz para folclore sureño no va”, dijo. Manifiesta tener “otro gran problema”, como es el no poder tocar la guitarra y cantar al mismo tiempo, puesto que toda la energía que coloca en el canto le impide concentrarse y tener un buen desempeño con el instrumento. “Siempre hago el chiste de que ‘para cantar necesito que me toquen’. El tocar la guitarra me distrae, me dispersa de lo que tengo que transmitir cantando”, aclaró. Pero hoy dice tener una solvencia en su vida completamente distinta, lo cual le permitió contratar un pianista para que la acompañe. Asimismo, toma clases de canto para perfeccionar sus condiciones naturales y hace 5 años que integra el Coro Municipal, el cual siempre le sirvió de contención cuando llegó desde Piedra Buena, porque “yo sin cantar no puedo vivir. El género no es tan importante como que yo pueda sentir esa canción que quiero cantar”, expresó.

Su vida hoy
Actualmente Silvia es jubilada de su antiguo trabajo de supervisora de colegio. Considera que su vida “laboral” ya terminó, según ella, y esto fue como “cerrar un ciclo”. Dice que, asimismo, le quedan tantos años para seguir soñando que el día en que deje de hacerlo se va a sentir realmente vieja.

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