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martes, 22 de octubre de 2013

Eduardo Gatti - Quiero paz

Cultura, identidad y arraigo


Raro, como apagado… cordialmente
Se puede cambiar sin dejar de ser uno mismo, y siento que esa es la mejor manera. Las personas cambian, se mudan, pueden cambiar hasta de idioma, pero seguirán siendo las mismas. La razón se funda en que el hombre es una suma de valores, éticos, morales, familiares, sociales, etc., que le han dado una identidad, un modo de ser, un rostro claro definido, su particular carácter, que lo hacen único e irrepetible, entre muchos millones de seres que habitan la tierra.
Las tradiciones, el acervo cultural, sobre el que se construyen las sociedades, van moldeando un modo, una geografía humana que va definiéndose según el carácter y asimilación de los tiempos nuevos, pero sin abandonar su origen, su sello de origen, su pertenencia. Es esa suma de valores y principios los que hacen de la pertenencia un indisoluble lazo de hermandades y arraigos con los demás seres humanos que comparten por amor o empatía, la misma tierra.
Como en otras oportunidades, abordaré estos temas en estos artículos semanales, en el espíritu de aportar ideas y reflexiones sobre estas cuestiones actuales. Muchas veces hemos coincidido con Uds., queridos lectores y otras tantas nos hemos posicionado con diferentes prismas sobre un mismo asunto, pero jamás hemos abandonado el respeto por el valor de una inquietud, de una idea, de una reflexión que apuntale la necesidad de traccionar hacia adelante en términos de cultura, identidad y arraigo. En esas disquisiciones, solemos incorporar al sistema educativo como actor complementario y necesario a la hora de reafirmarnos como pueblo. También y principalmente, como un actor principal, el núcleo familiar, que es el escenario inicial en donde la educación valórica e identitaria hace sus primeros dibujos en la identidad particular de las personas, para incorporarlos como seres sociales a la comunidad.

En estos días, en la provincia de Santa Cruz, más específicamente en la ciudad capital, Río Gallegos, ha sucedido un hecho de características vandálicas. La crónica periodística dio cuenta del hecho en sí mismo, un incendio en un edificio público provocado por la lucha intestina en la interna política del partido de gobierno. Dicho de este modo, aunque igualmente grave, no sería nada novedoso, pero si tomamos en cuenta que en ese desmadre se quemaron documentos de una trascendencia histórica valiosa para la ciudadanía riogalleguense, y por ser la capital de la provincia, para los santacruceños en su conjunto la cosa se torna verdaderamente grave.
Pudiéramos caer fácilmente en buscar chivos expiatorios, o instalar una solapada responsabilidad sobre los otros, hablar de la culpa, blandir la xenofobia y quedarnos mirando otra vez desde la vereda, cómo un grupo minúsculo y a control remoto, nos destruye la memoria histórica. 
Pero no, no voy a caer en la tentación de mirar para otro lado, y voy a decir lo que siento, que en este caso puntual está en consonancia con lo que pienso.
Río Gallegos, “Ciudad cordial” te llamaban... los chatos del interior te vimos como una metrópolis austral inalcanzable.
No renuncies a tu origen de sufridos pioneros. Tus únicos héroes yacen en tumbas colectivas, sin identificación, sin fastuosos oropeles.
Río Gallegos, no dejes que te vuelvan la villa miseria de Puerto Madero, o el barrio más grande de los caprichos que surgen de Olivos al “Calafate Vip”.
La historia se prende fuego y nadie parece darse cuenta que los capitanes de este infierno viven y comen entre nosotros, con nosotros y los llamamos; Amigos, Compañeros, Vecinos... Despierta Ciudad Cordial!!
Que no te prendan fuego el futuro.
Sí queridos paisanos, si nos vamos a encender, que sea para iluminar el futuro, que tal como están las cosas rima más con, oscuro, que con seguro. Si nos vamos a enojar, que sea con nuestra falta de compromiso con esta tierra que nos vio nacer, o que elegimos para vivir y criar a nuestros hijos. Si nos vamos a indignar que sea contra las grandes mentiras renovadas, y las pequeñas corrupciones cotidianas. Podemos cambiar, sin abandonar lo que somos en esencia, si es que somos lo que decimos ser, porque sólo quien sabe su origen tiene el valor de encontrarse con el otro diferente, y sumarse en lo diverso sin dejar su identidad. Quien no sepa reconocerse en su tierra, está condenado al exilio, aunque siga en su casa, viviendo en el mismo lugar, será un inquilino de su vida.
Todos somos forasteros entonces, hasta que demostremos lo contrario. Llegó el momento de ser… y dejar de padecer.

Por Eduardo Guajardo– guajardosur@yahoo.com.ar


domingo, 20 de octubre de 2013

Nico Luna, Presentación del disco (El tiempo y mi dolor)

Programa "PATAGONIA TE QUIERO" 99.9
FM UNPA



http://www.patagoniatequiero.blogspot.com.ar/

En otra edición de  "Patagonia te quiero", el canta autor Nicolas Luna  Nos relató sus inicios en la música, trayectoria y lo más importante, la presentación de su trabajo discográfico "El tiempo y mi dolor".
Durante el recorrido por su vida descubriremos su talento, su estilo y el amor que siente por lo que hace.
"Mi idea... no es la fama... sino llegar al oído y al corazón de la gente, mostrando lo que sé hacer, que es esto tan lindo no? Mi música, ella es la que mantiene equilibrado mi corazón, mi mente, mi alma, mi ser en cada cadencia, nota o melodías que recorren la línea predilecta de mi sentir, ajustando las clavijas de mis días tristes para que día a día afinen mis caminos artísticos de mi vida...gracias a mis padres y a la vida por darme este don de desparramar en cada escenario el Egrito argentino !!!! de mi querido y sentido folcklore argentino!!!".

                                                                                                       (Nicolas Luna)

EL ESPEJO programa n°18 del 17/10/2013.



minuto 6:42 Puerto Deseado
minuto 14:00 Tellier

martes, 1 de octubre de 2013