En el marco del programa Rescate 1900 que impulsa la Comisión de Protección del Patrimonio Histórico Cultural Municipal, se realizó un reconocimiento a la familia propietaria de la vivienda de calle Alberdi 327, doña María Elena Vergara junto a familiares y amigos.
Cabe destacar que la Comisión de Protección del Patrimonio Histórico Cultural Municipal fue creada con el fin de preservar los bienes materiales y simbólicos que componen el patrimonio histórico cultural de nuestra comunidad.
Dentro de las actividades de la Comisión, se encuentra el Programa “Rescate 1900”, que reconoce a propietarios de viviendas con fachada edilicia antigua por haber conservado las características originarias y permitir a las nuevas generaciones revivir la historia a través de su apreciación.
Es por ello que se homenajeó a la familia Vergara Beltrán, por medio de un diploma entregado a María Elena por parte del Arquitecto Jorge Catanoso; y de una representación en cerámica de la fachada de la vivienda que recibió de manos del primer mandatario municipal.
Al respecto, María Elena Vergara expresó: “Tengo una felicidad inmensa, ya que no esperaba este homenaje. Soy muy feliz en esta casa y no la cambiaría, sólo realicé pequeñas modificaciones en ella por cuestiones funcionales, pero siempre conservando su espíritu antiguo”.
La vivienda
La casa fue construida aproximadamente en el año 1935 por los hermanos José y Manuel López Blanco. Posteriormente fue propiedad de los señores Anselmo Martínez y Ángel Grieco, hasta que a principios de la década del ‘70 la Sra. María Elena Vergara de Beltrán la adquiere para ser el hogar de su familia.
En la vivienda se observan varias características de la arquitectura pionera, como ser el Porche, que se construía por la inclemencia del clima y la necesidad de conservar el calor de las habitaciones. Este espacio, elegantemente construido, está cerrado con abundantes vidrios para facilitar la visibilidad exterior y la entrada de luz natural.
Es utilizado también, para instalar maceteros con plantas y flores para conformar un minúsculo jardín interior; o bien para dejar los abrigos, los zapatos o las botas en invierno, cuando el hielo era el único pavimento de las calles de nuestra ciudad.
Actualmente, la impetuosa transformación edilicia; el dinamismo de la vida; y distintas urgencias y vocaciones sociales y culturales han borrado el Río Gallegos de las primeras décadas del Siglo XX, el que conocieron los pioneros llegados de Galicia, Asturias, Italia, Inglaterra o Croacia.
Es por ello que se resalta la actitud de familias pioneras que deciden mantener la fachada del 1900, porque la arquitectura es lo que puede conservar el alma de los pueblos a través de los tiempos. Ella es la síntesis vital de su cultura. El testimonio vivo de sus habitantes, carácter y sentimientos.
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