Historia de la Radio en la Argentina
Historia de la Radio Argentina Decada(20)
Historia de la Radio Argentina Decada1930
Historia de la Radio Argentina Guerra de los mundos 1930)
Historia de la Radio Argentina Decada 1940
Historia de la Radio Argentina Radioteatro
Historia de la Radio Argentina Decada1950
Historia de la Radio Argentina Decada 1960
Historia de la Radio Argentina Decada 1970
Historia de la Radio Argentina Decada 1980
Historia de la Radio Argentina Decada 1990
Historia de la Radio Argentina Decada1930
Historia de la Radio Argentina Guerra de los mundos 1930)
Historia de la Radio Argentina Decada 1940
Historia de la Radio Argentina Radioteatro
Historia de la Radio Argentina Decada1950
Historia de la Radio Argentina Decada 1960
Historia de la Radio Argentina Decada 1970
Historia de la Radio Argentina Decada 1980
Historia de la Radio Argentina Decada 1990
En Argentina, esto ocurre el 27 de agosto de 1920
desde la terraza del Teatro Coliseo de la Ciudad de Buenos Aires, donde el proyecto fue encabezado
por el Dr. Enrique Telémaco
Susini y sus tres colaboradores: César Guerrico, Luis Romero
Carranza y Miguel Mujica, luego llamados «Los locos de la
azotea». Las transmisiones se realizaron bajo la identificación
«Sociedad Radio Argentina», organización luego devenida en «LOR Radio Argentina».
Para iniciar las transmisiones se eligió la ópera Parsifal de Richard Wagner, interpretada por la Soprano
argentina Sara César.
Éstas
fueron las palabras pronunciadas por el mismo Dr. Susini como introducción al
espectáculo:
"Señoras
y Señores: la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival de Richard
Wagner, con la actuación del Tenor Maestri, la Soprano argentina Sara César y
el Barítono Rossi Morelli."
Este
hito, que apenas pudo ser escuchado por aproximadamente medio centenar de
personas, es considerado como el de la primera emisión programada orientada a
un público abierto que se concretó en el mundo. En el año 1934 representantes
de cuarenta países se reunieron en Buenos Aires para el primer Congreso
Internacional de Radio. Los congresistas participantes reconocieron a la
transmisión desde el Teatro Coliseo,
ocurrida el 27 de agosto de 1920, como la primeratransmisión radiofónica
del mundo y resolvieron que en esa fecha se celebre el Día Mundial de la
Radio' hasta el 2011. donde la UNESCO resolvió cambiarlo al 13 de febrero
La Aventura Inicial
La mayoría de los estudiosos del tema coinciden en que, si bien en 1920 el
invento de Guglielmo Marconi era ya en Estados Unidos y en Europa una
herramienta usual de la radiotelefonía (comunicación interpersonal con fines
privados o bélicos), le cabe a la Argentina el rol de pionera en la
radiodifusión. Fueron el médico Enrique Telémaco Susini, junto a otros tres
estudiantes: Miguel Mujica, César J. Guerrico y Luis Romero Carranza quienes el
27 de agosto, tras cumplir la hazaña de convertir a la radio en un incipiente
medio de comunicación masivo, se ganaron el histórico apodo de "Los locos
de la azotea". A través de la transmisión en vivo desde el Teatro Coliseo
de la ópera Parsifal de Richard Wagner, nacían Radio Argentina –la
primera emisora del país– y un público conformado por apenas unos cincuenta
radioaficionados.
Ya en esa primera década de su historia, la radio ofrecía de manera incipiente
los géneros y formatos que la habrían de caracterizar posteriormente. En 1921,
la transmisión de música clásica se convertía en un hecho de frecuencia casi
diaria. Al año siguiente, la noticia cotidiana ganaba espacio con la
transmisión en vivo de la asunción de Marcelo T. de Alvear como presidente de
la República. En septiembre de 1923 entraba el boxeo, con la célebre
"pelea del siglo" entre Luis Ángel Firpo (a) El Torito de las
Pampas y Jack Dempsey desde el Polo Grounds de Nueva York y en
octubre del año siguiente lo hacía el fútbol, con un partido disputado por
uruguayos y argentinos. Alrededor de esa fecha también – algunos estudiosos
señalan que un poco antes– se ponían al aire los
primeros reclames (el galicismo denominaba así a los avisos
publicitarios). Hacia el final de la década nacía el radioteatro, cultor
inicial de la vertiente criollista y nativista de delgado hilo argumental,
centrado en canciones y payadas. El origen se atribuye hoy a Francisco
Mastandrea con La caricia del lobo, éxito que continuará Andrés González Pulido
con su conjunto Chispazos de tradición y que luego concretará
expresiones más rigurosas con dramas históricos y escenas nativas de Arsenio
Mármol y Héctor P. Blomberg.
A la pionera Radio Argentina, se sumarían en breve: Radio Cultura, Radio Sud
América, LOU Radio Brusa (hoy Excelsior), Radio Libertad (hoy Mitre), Radio
Casa América, Radio Grand Splendid (hoy Splendid) y Radio Nacional (luego
Belgrano). En 1924 surgía en Rosario "la primera emisora cerealista del
país", mientras se producía una de las innovaciones tecnológicas más
radicales: la introducción de los parlantes, modificando sustancialmente las
condiciones de escucha. El aparato receptor se ganaba así un lugar importante
en el hogar, reuniendo a su alrededor a la familia entera. En tres años, el
número de aparatos había crecido de manera sorprendente y surgían ya los
primeros conflictos que llevaron a reglamentar la frecuencia de emisión entre
1925 y 1929.
Los años 30 acentuarán esta tendencia a la expansión. Al éxito de Splendid y
Belgrano se suma Radio El Mundo en 1935 con un edificio monumental de siete
estudios y dos auditorios, mientras el empresario Jaime Yankelevich crea desde
Belgrano las primeras transmisiones en cadena. Las revistas
especializadas: La canción moderna y Radiolandia dan cuenta
de este auge.
A la vez el radioteatro amplía su temática extrayendo asuntos de la producción
folletinesca, donde abundaban huérfanos, madres solteras, grandes villanos y
amores imposibles pero eternos. Por su parte, hacia fines de la década, el
deporte había consolidado su audiencia y Alfredo Aróstegui ponía al
aire El Relato Olímpico, en tanto que Tito Martínez Delbox
creaba Gran Pensión El campeonato que mantendría su vigencia por más
de diez años. Las voces de Horacio Belbo y Ricardo Lorenzo "Borocotó"
con sus relatos de fútbol y boxeo atrapaban a la audiencia de entonces.
El público se segmentaba de acuerdo con la edad, el sexo y la extracción
social. Crecía por entonces el género infantil, mientras se posicionan las
historias policiales y la comedia breve para el gusto adulto.
En 1937 inició sus transmisiones Radio del Estado desde el entrepiso del
Palacio de Correos y Telégrafos y sin emitir publicidad comercial. Ante la
demanda de un aporte mayor a la cultura, llevó adelante un proyecto innovador
para la época: la "Escuela de aire", que permitía la escucha de
programas elaborados por el Ministerio de Educación en todos los
establecimientos públicos del país.
Familia, Fútbol, Tango
Hacia 1940 la radiofonía argentina ya había alcanzado un importante desarrollo
económico y un impacto comunicativo incomparable. La campaña electoral de 1946
tuvo a la radio como escenario de difusión de las ideas políticas,
convirtiéndose en herramienta de propaganda y de construcción de la opinión
pública, no siempre bien vista por todos.
El radioteatro continuaba ganando adeptos, en especial por parte del público
femenino que seguía fielmente las voces y peripecias sentimentales de Oscar
Casco, Hilda Bernard, Susy Kent, Rosa Rosen, Eduardo Rudy, Jorge Salcedo o
Julia Sandoval, con guiones de Abel Santa Cruz, Nené Cascallar y María del
Carmen Martínez Paiva.
En 1940 debuta Niní Marshall con Cándida y Catita, iniciadoras de una extensa
lista de personajes que se tornarían inolvidables. Tres años más tarde la
Dirección Nacional de Radiodifusión prohibirá sus actuaciones por considerar
que “tergiversaban el correcto idioma”. Niní volverá a la radio en 1954.
A propósito del humor, en 1944 salía al aire por primera vez Felipe, el célebre
personaje de Luis Sandrini, que tendría una vigencia ininterrumpida de
veintitrés años, secundado por Juan Carlos Thorry, Tincho Zabala o Magacha
Gutiérrez, entre otros. Diversas figuras protagonistas de la risa fueron
también Pepe Arias, el dúo Buono–Striano, Juan Carlos Mareco
(a) Pinocho y Pepe Iglesias (a) El Zorro.
Los programas musicales continuaron siendo un número fuerte, aunque volcados
por entonces hacia géneros más populares que la música clásica. Las orquestas
típicas, las de jazz, los solistas de moda y hasta el recitador eran los
ingredientes esenciales de un buen show radiofónico. Son además años de
crecimiento del folklore. Antonio Tormo, que en 1937 integraba La tropilla
de Huachi Pampa, imponía el gusto mayoritario en su programa El Fogón de
los Arrieros.
Enrique Santos Discépolo, en tanto, con su personaje Mordisquito se
convertía en un emblema incuestionable de la época, a través del diálogo
imaginario con ese personaje que no reconocía las conquistas sociales del
peronismo. El ciclo, de gran éxito, se vio interrumpido con la muerte del autor
ya concluida esta década en la que el Estado Nacional había recuperado todas las
licencias de manos privadas y extendido la creación de nuevas emisoras en el
interior del país.
Los años 50 corrieron paralelos al nacimiento de la TV, que sería con el andar
del tiempo y antes de conformar cada medio su público, su principal competidora.
Así fue como Radio Belgrano pasó a ser LR3 Radio Belgrano Televisión.
La muerte de Evita dejó testimonios en la radiodifusión. Durante los 16 días
siguientes no se escuchó más que música sacra y se impuso la costumbre de
evocar la hora del deceso con la expresión: "Son las 20.25, hora en que
Eva Perón pasó a la inmortalidad."
En octubre de 1953 el Parlamento promulgó la Ley 14.241, la primera en el campo
de la radiodifusión sancionada con el Congreso en funcionamiento.
Esta década centró su atención en la programación familiar. Los Pérez
García será uno de los productos de mayor audiencia del horario nocturno y
conservará ese lugar de prestigio durante muchos años. La clase media argentina
aprendió así a “ver” sus propios conflictos cotidianos a través de la radio y
le entregó su fidelidad. La audición de Jabón Federal por Radio
Belgrano, se centró también en esta franja de público, alcanzando el primer
lugar en la preferencia de los oyentes.
La música de entonces se focalizó en el folklore (con propuestas como El Rancho
'e la Cambicha) y fundamentalmente en el tango, que consagraba a intérpretes
populares como Alberto Castillo. Alejandro Romay, por su parte,
animaba Lluvia de estrellas, el que a su vez competía con Una cita con el
tango y Mundo de tango.
Los programas cómicos, que ya habían consolidado un camino en décadas
anteriores, se impusieron con holgura. Son los años de Los cinco grandes del
buen humor (con Rafael Pato Carret, Jorge Luz, Juan Carlos Cambón, Zelmar
Gueñol y Guillermo Rico), de La Revista Dislocada de Delfor Discasolo
y Aldo Cammarota en Radio Argentina (el primer programa donde la publicidad se
integraba al clima risueño y chispeante de la audición).
El radioteatro, en tanto, pugnaba por conservar su audiencia femenina, que comenzaba
a serle disputada por la televisión. A los nombres de los guionistas de la
década anterior, se sumaron los de Alberto Migré, Celia Alcántara y Alma
Bressán.
El deporte sumó también nuevas voces y estilos: Fioravanti, el campechano Lalo
Pelliciari y Luis Elías Sojit con su programa de automovilismo: Coche a la
vista.
La modificación tecnológica más importante se sitúa en 1956, con la llegada a
la Argentina de las primeras radios portátiles a transistores, hecho que
volvería a modificar las condiciones de escucha. Así el aparato receptor se
desplazaría con el oyente, fortaleciendo las condiciones de fidelidad, ya sea a
una emisora o a una voz en particular.
A partir de 1957, con la nueva reglamentación de la radiodifusión, el medio
entró en un terreno complejo. La censura y el cuidado de los contenidos en los
programas se convirtieron en una práctica frecuente.
La Renovación entre Luces y Sombras
Al comenzar la década del 60, ya se han registrado cambios sustanciales. En
primer término, los elencos estables y las orquestas exclusivas de las emisoras
son absorbidos por la televisión, que además ha ganado la batalla por la
ficción folletinesca. Los programas en vivo tienden a menguar; la información y
la música se convierten en protagonistas del discurso radiofónico. El medio se
posiciona cómodamente en el horario matutino, franja a la que recurre una
audiencia ávida de obtener noticias recientes de primera mano.
En cuanto a la estética, se impone un código más informal y cómplice, en el que
destacan Fontana Show, La Gallina Verde, El Diablo Cabo y a partir de
1967 Rapidísimo de Héctor Larrea, un clásico de largo aliento.
También en el espectro informativo cabe citar el alto impacto de Ariel Delgado
desde Radio Colonia en Uruguay. Su clásica frase: "Hay más informaciones
para este boletín" puso en vilo en más de una ocasión a la audiencia
argentina, que se las ingeniaba para sortear la censura militar impuesta por la
dictadura de Onganía.
En el género musical triunfaron propuestas como La Cabalgata Musical
Gillette que puso al aire por primera vez una canción de los Beatles, por
entonces denominados "Los escarabajos". El sector juvenil se inclinó
también por propuestas como Música en el Aire o Escalera a la
fama, en tanto que el repertorio folklórico encontró en Argentinísima de Julio
Márbiz o El mundo de la guitarra de Antonio Carrizo vehículos notables para su
propia difusión.
La información deportiva ganó con nuevas voces y figuras, entre las que cabe
mencionar a Andrés Rouco y Lisandro González Longhi con Carburando, Carlos
Legnani con Campeones en el camino y la dupla Oscar Gañete Blasco –
Pérez Trigas con Emoción en las rutas.
La gran innovación de los años 70 es la aparición de las emisoras de frecuencia
modulada, más conocidas como FM. Su irrupción divide el espectro radiofónico,
estableciendo la dicotomía: AM–información/ FM– música, antítesis que irá
desapareciendo con el paso del tiempo.
En 1972, a
partir de la promulgación de la Ley Nacional de Telecomunicaciones, se
crea el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), que pasa a depender al año
siguiente de la Secretaría de Prensa de la Presidencia.
Un sensible cambio de estilo se produce en las figuras de locución: los tonos
bajos, sugerentes y casi susurrantes cautivan la escucha nocturna que la FM
recupera para la radio, disputándole público joven a la televisión. Es la
consagración de Nora Perlé, Betty Elizalde, Nucha Amengual y Graciela Mancuso,
figuras femeninas a las que se suma el estilo pausado de Omar Cerasuolo o de
Juan Alberto Badía.
La noche gana con programas como Modart en la noche, Imagínate, Las 7
lunas
o La noche con amigos.
Desde la perspectiva informativa general a los nombres de Cacho Fontana y
Antonio Carrizo se suman los de Víctor Sueiro, Julio Lagos, Mario Mactas y el
más innovador de la década: Hugo Guerrero Martinheitz, (a) El Peruano
Parlanchín, con su original El show del minuto.
La dictadura militar a partir de 1976 impuso su control sobre los medios de
comunicación y la censura se instauró también en la radio. Listas negras,
nombres prohibidos, asuntos eludidos y músicos cuya obra no podía ser
difundida, se convirtieron en prácticas habituales. Nuevamente Ariel Delgado
desde el vecino Uruguay les permitió a los argentinos saber qué estaba
ocurriendo en su propio país. En medio de tanto silencio, una figura como la de
José María Muñoz, (a) El relator de América, que había cambiado en las décadas
anteriores el estilo de las transmisiones deportivas con un sello profesional y
único, borraba con el codo lo escrito con la mano. En el marco del Mundial de
Fútbol 78, durante la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, asumió una actitud harto complaciente con la dictadura, postura que
reafirmaría en el mundial juvenil 79.
En 1980 se aprobó el Decreto/Ley 22.285 sobre radiodifusión, que –entre otras
cosas– extendía las licencias a quince años con prórroga de diez más, convertía
al COMFER en un ente autárquico e integraba al mismo tres miembros de las
Fuerzas Armadas y dos representantes de las empresas privadas.
Los Últimos Años
El retorno a la democracia trajo nuevos aires a la radio, que adoptó un
carácter más frontal, con información al instante y un amplio lugar para la
opinión y el debate. En este espacio se convirtieron en clásicos: Magdalena Ruiz
Guiñazú, Santo Biasatti, Román Lejtman, Nelson Castro, Alfredo Leuco, Diego
Bonadeo y Néstor Ibarra.
Algunos programas de entonces se convertirían en emblemáticos de esa época, por
el alto nivel de ideas, de producción o de creatividad: "Sin
Anestesia" de Eduardo Aliverti, "Sueños de una noche de
Belgrano" con Jorge Dorio y Martín Caparrós,
"Ciudadanas" de Ana María Muchnik o "Historias en
estudio" de José M. Pasquini Durán señalan algunos de los hitos más altos
alcanzados por la radio entre 1984 y 1985.
También el humor volvió a ocupar un lugar destacado en el aire. A partir de
1987 Alejandro Dolina convocó a una audiencia creciente
con "Demasiado tarde para lágrimas", combinando risa y desenfado
con la profunda reflexión humanista.
En el deporte el brillo recayó sobre Víctor Hugo Morales, quien primero en
Radio Mitre y luego en Continental, marcaría un estilo de relato signado por la
mixtura de la cultura clásica con el periodismo deportivo.
Los 90 se vieron en la encrucijada de un doble movimiento, signado por las
direcciones encontradas entre la mega concentración de las empresas
periodísticas con la administración de varios medios a su cargo, y la
proliferación de los micro–medios: radios de baja potencia de alcance local y
comunitario. En esa tensión proliferarían también las FM que renovaron la
estética radial, destacándose, entre otras: Rock and Pop, FM 100, Horizonte,
Feeling y Aspen. Crecieron asimismo las denominadas "radios de
segmento", es decir, aquellas con un público muy sectorizado, como por
ejemplo: FM Tango o FM Clásica. Nuevas voces: Lalo Mir, Elizabeth Vernacci,
Mario Pergolini, Boby Flores, Marcela Feudale, Ari Paluch, se ganaron su lugar
a fuerza de personalidad, carácter e innovación.
Hoy la radio ocupa un espacio por derecho propio. Ya no se plantea competir con
la televisión porque supo conquistar un sitio imprescindible en la vida
cotidiana: ritmo informativo, "walkman" o escucha en el auto,
acompañamiento, diversión, actualidad. Las nuevas tecnologías de la información
y la comunicación han abierto también otros canales a través de Internet y
hacen posible que un programa emitido en una localidad de nuestro país pueda
ser escuchado con calidad y alta fidelidad en otros lugares del mundo.