Jorge
Fontevecchia, empresario y director del diario Perfil, a partir de la cobertura
mediática sobre los pocos vecinos de los barrios del norte que salieron a
golpear cacerolas el jueves pasado contra la diKtadura (?), hace una pregunta
muy interesante en la editorial de su diario: ¿Para
esto querían la Ley
de Medios?
Convengamos en que se
le podrían haber ocurrido preguntas aún más interesantes que esa, como por
ejemplo: ¿Para esto defendí la dictadura? Pero bueno, como no se le pueden pedir
peras al olmo, tampoco le vamos a andar pidiendo periodismo a Perfil.
En
la nota, Jorgito, se queja amargamente de que al cacerolazo del jueves pasado
no hayan ido todos los medios a cubrirlo en vivo. Oculta que la Televisión Pública
sí lo cubrió en vivo y en el noticiero central. Oculta también que C5N y
América 24 también. No le importa que al otro día todos los diarios y canales
de noticias mencionaran el tema.
Lamentablemente para
Jorgito, la noticia sobre el cacerolazo fue la poca concurrencia, las
agresiones hacia algunos periodistas que sí fueron a cubrirlo y la presencia de
grupos skinheads, Cecilia Pando y algún que otro vecino nostálgico de otros
tiempos reclamandole a Estados Unidos y a las Fuerzas Armadas hacerse cargo de
su propio país.
Lo
que Jorgito quería era que los medios vayan a la plaza a transmitir en vivo
pero con una actitud particular,
militante casi, para convocar a más vecinos desprevenidos a ir a la Plaza de Mayo. O sea, a
Jorgito no le interesaba la cobertura del hecho ya que, aunque no lo quiera
reconocer, salió en todos los medios sino que todos los demás medios adhieran y
colaboren activamente con una campaña organizada por Clarín y Magnetto,
“espontáneamente” a través de “las redes sociales” para que se sumen más cacerolas.
O
sea, Jorgito se queja de que los otros medios no siguen trabajando para Clarín
y Magnetto y construyan su propia línea editorial. Ni siquiera tuvo ganas de
seguir su línea editorial Maxi Montengro que recibía a Lousteau en su programa
mientras acontecía la “manifestación ciudadana”. A
eso se le llama pluralidad de voces. Pobre Jorgito, se lo nota
muy apenado por eso.
Después
trata de echarle la culpa a alguien de todo esto: “Pero
los periodistas no tienen la culpa. Tampoco son victimarios la mayoría de los
dueños de los canales: ellos mismos están disciplinados por las
dificultades económicas
(en Crónica TV hubo huelgas porque no se pudieron pagar los sueldos) que la
misma publicidad oficial creó, porque una vez que los medios cuentan con esos ingresos del
Estado se acomodan a gastar en esa proporción y luego, con sólo retrasarles los pagos de la publicidad oficial, el
Gobierno puede hacerlos quebrar”.
Según
Jorgito, la culpa de que algunos medios acomoden sus gastos a lo recibido por
pauta oficial es culpa del gobierno. O sea, para Jorgito, Cristina tiene la
culpa por otorgarles pauta y después tiene la culpa porque no la saben
administrar. Seguramente, para Jorgito, Cristina también debe ser la culpable
de las faltas de ortografía de los redactores.
Curioso
pensamiento que entiende que los otros medios no transmitieron en vivo el
cacerolazo organizado por Clarín porque sus dueños son malos empresarios y no
por alguna otra razón, como la libertad de prensa, derecho que también tienen
los otros ciudadanos, además de Magnetto y por supuesto, Jorgito.
En
el párrafo siguiente, Jorgito ya ni siquiera se refiere a la libertad de prensa
sino que habla explícitamente de la verdadera libertad que le importa a él y a
su jefe, Magnetto: la libertad de empresa.
Dice
textual: “Todas las escuelas de negocios del mundo enseñan que no se debe tener ningún cliente ni ningún
proveedor que sea excluyente porque se termina esclavizado por él. Las empresas deben preocuparse si un solo cliente representa más del 10 % de sus ventas, porque su
alejamiento haría terminar toda la rentabilidad de la empresa. Pero en los canales de noticias esto es imposible
porque, hace poco más de cinco años, los diez principales anunciantes eran
privados: una aerolínea, una petrolera, dos compañías de electricidad, una de
agua, un correo y cuatro AFJP”.
Ahí
encontramos una buena explicación de por qué se enojaron tanto cuando el
gobierno terminó con el fraude de las AFJP, recuperó la línea de bandera,
nacionalizó YPF y tantas otras medidas soberanas. Jorgito ya ni se calienta en
caretear que recuperar los resortes del estado en beneficio del pueblo le
molesta porque a cuatro o cinco empresarios se les acaba el currito que tenían
con cada privatizada.
Entonces
volvemos a la pregunta tan interesante que se le ocurrió, de pronto, a
Fontevecchia: ¿Para esto querían la
Ley de Medios?
Sí, Jorgito. Para esto, justamente. Para que tu diario
diga lo que quiera. Para que Magnetto y sus medios cubran lo que quieran. Y
sobre todo, para que los otros medios y el resto de los argentinos tengamos el
mismo derecho. El derecho a la libertad de prensa, Jorgito.
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